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Albarellos de Monterrey

IGLESIA DE SANTIAGO-ALBARELLOS.

IGLESIA DE SANTIAGO-ALBARELLOS.

 

 Después del descubrimiento de la tumba del apóstol Santiago, en la península Ibérica se formó una gran red de rutas jacobeos; los peregrinos en principio utilizaron las diferentes vías romanas y con el tiempo se fueron construyendo otros caminos de peregrinaje a Compostela, apareciendo el de Castilla por Monterrey y el de Portugal por Villaza uniéndose en As Laxes, hoy Santiago de Albarellos, donde se construyó la capilla al Apóstol, como refugio sagrado de peregrinos. Desde el siglo XIV hasta bien entrado el XVII, los habitantes del pueblo tenían que desplazarse a Monterrey, para oír misa, bautizar a los niños y dar sepultura a los muertos. 

Con fecha 18 de Abril de 1650, por reformas anteriores, se procede a la inauguración de la iglesia parroquial de Santiago de Albarellos, a cuyos actos acudió el visitador D. Pedro Renal, en representación del obispo D. Antonio Payno Osorio, figurando como primer cura párroco D. Juan Lozano. En el interior de la iglesia se habían construido las sepulturas y en el siglo XVIII, se hacen nuevas reparaciones, ampliando la iglesia, despareciendo el alpende que estaba apoyado en la pared exterior del lado sur y pasa el cementerio al terreno del atrio, que perduró hasta el día 14  de febrero de 1926, fecha en la que fue enterrado D. Emilio Martínez Fernández, más conocido por el Barbas y el día 4 de Abril del mismo año, recibe sepultura, en el nuevo cementerio de “O Grilo”, doña Luisa Fernández Méndez, conocida por A Tía Reina. En esta reparación y ampliación de la iglesia, desaparece del atrio un pedestal o base de una estatua, que representaba a Juno, divinidad romana, padre y señor de los dioses, datos que acreditan la antigüedad del pueblo y del uso del atrio como templo y lugar sagrado ya por los romanos.

 Como sacerdotes destacados figuran los siguientes:

 Año 1650 – D. Juan Lozano, primer cura párroco.

 Año 1653 – D. Felipe Sotelo.

 Año 1658 – D. Francisco Collado.

 Año 1662 – D. Lucas Blanco Salgado.

 

 

 

 De 1897 a 1924 – D. Antonio Estévez Rodríguez (Natural de Pentes. A Gudiña. )

 De 1924 a 1926 – D. Antonio Rodríguez (Natural de Oimbra y párroco de Infesta.)

 De 1926 a 1964 – D. Benjamín López Salgado. (Natural de Villamayor-Verín)

 De 1964 -             D. Pedro Núñez (Natural de Bouses – Oimbra).

 

 

 

La construcción de la torre de la iglesia se realizó en tres fases; la primera cuando era capilla, la segunda pasa a formar la torre y la tercera, para la colocación del reloj en el año 1950 con cuatro esferas, una a cada lado,, subiendo por su interior unas escaleras en forma de caracol; en la pared exterior de la iglesia, resaltan unas piedras, que era donde iban apoyadas las vigas del techo de un alpende, con asientos de piedra, lugar donde se reunían los ancianos del pueblo para tomar el sol y pasar el tiempo.

 El sacerdote de esta parroquia, también atendía, la ermita de San Salvador, instalada en la parte alta de la sierra del mismo nombre, acudiendo todos los años en procesión y celebración de una misa, costumbres que se fueron perdiendo desde la llegada de D. Benjamín López Salgado, terminando por desaparecer la misa, siendo trasladada la imagen del Santo a la iglesia parroquial de Santiago de Albarellos, lugar donde se encuentra en la actualidad.

A PELUDA E O LOBISHOME

A PELUDA E O LOBISHOME

Recuerdos Históricos. Cercano al camino de Salgueira existe un montículo que lleva el nombre de “Peluda” y otro con el de “Lobishome”; ciertas investigaciones dan el siguiente resultado.
 
Con anterioridad al siglo XVIII, cierto matrimonio de Santiago de Albarellos, tuvo una niña con el cuerpo totalmente cubierto de pelo; la pequeña a medida que iba creciendo, cada vez era más objeto de desprecio y de burla. Sus padres por no ver a su hija en ridículo, optan por marcharse a vivir a un lugar distanciado del pueblo, aprovechando aquella zona por tratarse de un terreno propio para la agricultura y el pastoreo de ganado, soleado y con abundantes manantiales de agua, construyendo allí su vivienda.
 Al poco tiempo de vivir en aquel lugar le nace otro hijo, con las mismas anomalías genéticas, llamándole a este niño lobo-hombre. Como tal los montes recibieron el nombre de la niña y el niño A Peluda y el Lobishome.
LOBISHOME.
 
Según la creencia popular los lobishomes o hombres lobo son individuos que debido a una maldición y por ser el séptimo o noveno hijo nacido de un matrimonio con descendencia de todos varones o hembras, puede nacer con la fada de sufrir una transformación en lobo, tanto en apariencia como en actitud, al cumplir una determinada edad.
 Para que esto no ocurra el hijo afectado por la fada debe ser apadrinado por el hermano o hermana mayores según se trate de hombres o de mujeres.
 
La transformación del individuo en lobishome tiene lugar por la noche y en lugares despoblados, no existiendo unanimidad en cual o cuales serían las noches en las que tendría lugar la metamorfosis: algunos relatos hablan de todas, otros de los miércoles, y otros, de los martes, miércoles y viernes. Pasado este momento recobraría su forma humano pudiendo o no recordar su faceta como lobo.
 
La maldición debe ser cumplida durante un tiempo determinado que puede abarcar desde los siete años hasta toda la vida, no librándose de ella con la muerte pues en el caso de que esto ocurra la maldición se transmitiría a su espíritu.
 
En los relatos populares se recogen diversas formas de poder librarse de la maldición tales como quemarle la piel en el momento de la transformación, herirlo con una bala de plata bendecida o hacerlo sangrar utilizando preferentemente el aguijón del ramo del acebo bendecido el domingo de ramos.